¡Estoy decidido!
Señaló impetuosamente el joven dando un puñetazo sobre la mesa. A sus padres realmente no les causó mucha extrañeza esta actitud en el, desde hace un par de años estos arranques formaban parte de lo normal
-¿A qué estas decidido ahora? - Pregunta su madre con una mezcla de seriedad y burlona ternura en su voz - ¿A caso te decidiste a ordenar tu pieza?
Risas
-No, pero estoy decidido ahora más que nunca. Dejaré la Universidad y me iré de casa la próxima semana.
La conversación en estos instantes ya rompía los parámetros habituales y tamaña afirmación logro al fin sacar al padre de su ensimismamiento.
La "decisión" dejó a todos boquiabiertos porque sabían lo que él les decía. Las grandes locuras que salían de su boca siempre eran sus mayores verdades.
- ¿En qué cresta estás pensando Andrés? - Habló el padre serio y estoico, como era habitual. La ira pasiva que mostraba en momentos como este es la que siempre se ganaba la sumisión de todos en la casa, excepto la del joven Andrés.
- la pregunta no es "en que estoy pensando". El tema ahora es que "estoy pensando" y sé que si sigo así nunca tendré una vida. Padre - Decirle "padre" en momentos así le daba un tono de himno épico a su discurso - quiero vivir de la tierra, alejarme de la costumbre de consumir todo (TODO) envasado, escuchar el silbido del viento entre las hojas de los arboles. ¡Escuchar el silencio!- Pero Andrés... - Si alguna vez llegaba a intervenir su tímido hermano pequeño en las conversaciones quería decir que el tema era preocupante
- ¡Pero nada Pedro! ¡Quiero vivir!, yo nunca quise estudiar, encasillarme y ponerme


- ¡Por favor!, si con mucha suerte te despiertas para ir a la U en las mañanas y quieres vivir de la tierra. - La ira del padre ya no era pasiva - E aguantado tu sarta de estupideces todo estos años pero esta es la gota que rebalso el vaso. Tú seguirás tus estudios, tendrás tu titulo, formaras una familia, ¡y punto! Ahora termina tu plato y deja tus locuras para el siquiatra.
Para Andrés era demasiado fácil perder la moral frente a sólo un grito de su padre. Simplemente se calló y siguió comiendo.
Su madre silenciosamente soltaba un par de lágrimas en su puesto y pensaba sobre su hijo, ese chico tan inteligente, bueno y distinto a los demás que nadie comprendía realmente. Sabía que con su vida actual él nunca iba a encontrar su real felicidad...
eso estaba garantizado.
Guaranteed - Eddie Vedder

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