Quise cuidarte y quererte siempre
y tu sonrisa termino obligándome.
La forma de reflejarme en tus ojos.
Rasmillones en las veredas, lloriqueos
parche a la herida, correr de nuevo.
Así, pequeña, te volviste inmensa
la cumbre de la felicidad que no pedí
princesa indiscutida de la imaginación
la perfecta sonrisa con dos dientes menos.
Mi chascona, con abrazos de más.
¡Me robaron, me robaron!, te llevaron.
De eso tres años y el mar me quiso ahogar
superviviente aquí y la cara hacia abajo.
pero sé que recuerdas porque yo lo hago
te ruego no lo hagas, así olvidamos.
Sigamos (¡por favor sigamos!).
Incluso, tal vez, no te acuerdas de nada
y me confunde la quemadura en mi frente,
los delirios, la torpeza, la salmuera escondida.
Y las caídas en la calle fueron un sueño
porque el mundo no espero que sicatrizara.
¿Seguiste? Seguimos, con abrazos de menos.
